MENSAJE A COMUNIDAD ACADÉMICA
DE LA FACULTAD DE HUMANIDADES
EN OCASIÓN DE LA CELEBRACIÓN DEL
“DIA DEL MAESTRO” (11 de setiembre)
Sr. Secretario Académico
Sra.Secretaria de Gestión
Estimados Alumnos
Por la presente, y en vísperas de le celebración del “Día del Maestro”, quiero acercarle este mensaje, para que pueda ser compartido con los alumnos, docentes, egresados y el resto de la comunidad académica, como un testimonio de la intensificación del esfuerzo de la Universidad Católica en la tarea y responsabilidad de fortalecer la formación profesional en el ámbito educativo, con un particular detenimiento en el magisterio.
Muchos maestros, son parte de las carreras que con nosotros se cursan, y es por esto, que cobra valor esta reflexión compartida.
El magisterio puede vincularse a una virtud, porque supone el talento de la enseñanza experimentada como hábito.
La enseñanza asumida como hábito de vida, informa cada acontecimiento como resultado de una elección personal, de un proyecto social y de una intencionalidad política, plasmada en el gobierno de la educación.
La “inconografía del magisterio”, del Maestro con mayúsculas, no puede quedar desdibujada en función de la tremenda responsabilidad y necesidad que sigue implicando la educación como espacio posible y adecuado para un proyecto d evida personal y para un proyecto de país (cfr.artículo 2º y 11º nde la Ley Nacional de Educación Nº26206).
La violencia multicausal, el desánimo, muchas experiencias de “soledad áulica”, la complejidad de procedimientos, la preeminencia excluyente de la proletarización de la tarea educativa e intelectual -tal cual lo califica Juan Pablo II en el punto 8 de la Encíclica “Laborem exercens” sobre el trabajo humano-, reducen el valor de una vocación de innegable capacidad transformadora de las situaciones de injusticia y opresión del hombre.
Pero, cada una de estas cuestiones, dejan de ser solo un problema, una excusa, para convertirse en la causa eficiente misma de los esfuerzos redoblados por justificar la esperanza de todos aquellos niños, adolescentes, jóvenes y adultos que esperan de cada maestro, una oportunidad vivida con su misma persona.
Muchas veces, defendemos a la educación ordenada a “resolver problemas”, como método de enseñanza y de aprendizaje, pero, el “primer problema” que debe ser resuelto en ese curso, es el de la misma persona involucrada en esta dinámica que lo incluye.
No puedo dejar de vincular esta reflexión, con aquel desafío que la reciente sistematización del “Modelo Educativo de la UCSF”, ha colocado a todos los integrantes de la comunidad educativa de nuestra Universidad.
La meta concreta del esfuerzo y del encuentro educativo, nos lleva a mantener viva la reflexión y la creatividad, por desarrollar las capacidades y habilidades en nuestros alumnos por: a) maximizar sus talentos para ser “insignes” -en tanto destacados y referentes- en las disciplinas y las tareas que los reclamen profesionalmente; b) concientizarlos de la asunción efectiva de su responsabilidad por las decisiones que tomen en el campo de incumbencias al que llegarán con su saber; c) realizadores concretos (testigos) de los valores que hayan aceptado en la verdad plena, a la que se que llega por la fe o por la razón natural, este camino posible, debido al alcance universal de su esplendor.
Todo aquello que fortalezca al magisterio, y a los vínculos de gestión que lo comprenda, es parte de estos extremos educativos.
Animando el esfuerzo compartido de los estudiantes, sus docentes, los no docentes y la conducción de la Facultad de Humanidades, para sostener el compromiso con estos valores, aprovecho la oportunidad para saludarlos en comunión.-
Abog.Esp.José Ignacio Mendoza
Secretario Académico del Rectorado de la UCSF
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